Por:
LIC. DENISE GARZA
Las heridas causadas en pareja suelen impactar tanto que el perdón es un proceso difícil de enfrentar sobre todo cuando se trata de manipulación, violencia verbal, ofensas, deslealtad o traición, entre otras situaciones complejas que se viven en la relación.
En consulta hemos escuchado de viva voz, parejas que les cuesta mucho pedir perdón y/o perdonar, es tal el daño causado, o recibido, que pueden quedarse estancados en dar un paso más para avanzar a lo que viene ya sea juntos o separados.
Las reacciones lógicas cuando nos sentimos lastimados u ofendidos, casi siempre son de defensa, o bien querer buscar venganza; el famoso ojo por ojo, y que quién me lastimó sienta lo mismo que yo. Quitarse esos pensamientos de buscar justicia o revancha son complicados en este desahogo emocional que solo genera más rencor y pensamientos destructivos; como la moraleja de la mordida de serpiente, una vez que has sido mordido, curar esa herida suele requerir de un proceso largo y difícil de sanar; sacar ese veneno para que no quede dentro de ti y así evitar que se prolongue el sufrimiento, pierdas alegría y energía en tu vida.
Para perdonar es necesario libremente elegir comprometerse a cesar estos pensamientos, sentimientos, emociones o sensaciones negativas, no tanto para cesar la conducta de quién lastima, sino para dar oportunidad a que quién busca perdonar se libere de este continuo recuerdo que lastima y no deja avanzar.
Ideológicamente el perdón tiene mucha carga religiosa, moral y social, pensamos en una condena que pagar, una penitencia que recibir y una reconciliación obligada; sin embargo, no tiene que ser así. Para iniciar el proceso de perdón del que hablamos no se necesita de la participación de otra persona, como es un proceso tan único, personal, libre, consciente y comprometida la decisión, se busca que la persona lo viva en su tiempo y forma; pero si lo que buscamos es la reconciliación, la colaboración de ambas partes es necesaria y restaurar la relación de pareja requiere de un proceso terapéutico.
Hay muchas ideas o mitos entorno al perdón:
El perdón es olvidar. No. El olvido es involuntario. El recuerdo es un proceso automático que responde a estímulos que podemos encontrar en cualquier situación.
Perdonar levanta la pena o justifica que el ofensor no sufra las consecuencias. No. Sí se necesita que el ofensor restituya el daño ocasionado.
Proceso para perdonar:
- Analizar y reconocer el daño.
- Elegir perdonar.
- Aceptación del sufrir y el enojo (pensamientos destructivos).
- Establecer estrategias de protección.
- Expresión de perdón.
Proceso de pedir perdón:
- Reconocer que lo hecho causó daño u ofendió.
- Sentir el dolor del otro.
- Analizar la propia conducta.
- Plan de acción para no volver a lastimar.
- Pedir perdón.
- Restituir el daño ocasionado.
Entonces, ahora sabemos que el perdón es una decisión libremente elegida de determinación y compromiso que se puede ir profundizando, es un continuo en el tiempo en desatarte de aquello que te hizo daño y lo que genera en ti; es dejar activamente de buscar justicia o venganza y cesar conductas destructivas hacia el ofensor y sí realizar conductas positivas y de aceptación. Obtienes muchos beneficios cuando perdonas, físicos y emocionales. Te liberas, recuperas tu equilibrio emocional haciéndote sentir bien contigo y con los demás, se recupera la confianza y seguridad ofreciéndote una nueva experiencia de aprendizaje y autoconocimiento.