Por:
LIC. SOFÍA VALDEZ
- Esperar antes de tomar decisiones apresuradas.
- Hablar en pareja, hacer las preguntas necesarias y responderlas,
evitar pedir o dar detalles excesivos. - Permitirse sentir y expresar emociones.
- Procurar no involucrar a terceros, especialmente a los hijos.
- No perdonar/ni esperar ser perdonado tan rápidamente.
- Si el proceso sanador no avanza como quisieran, buscar ayuda profesional.
Cada infidelidad es tan única y diversa como las personas que han vivido este fenómeno a lo largo de la historia de la humanidad. Las infidelidades nos muestran, cada vez, un dolor nuevo, desconocido, de muchas caras, que ataca en oleadas a veces infinitas, aunque no tiene que ser así. El dolor de una infidelidad puede tener un final y dejar mucho aprendizaje, para las parejas que deciden trabajar todo lo que deriva de la experiencia.
El pasado no se puede cambiar, no podemos regresar a ser la persona/pareja de antes, podemos construir una nueva al procesar nuestras emociones, actitudes y comportamientos pasados, para aprender las lecciones que nos trae el dolor, y así tomar mejores decisiones.
Recuerda que una infidelidad no te define, en cambio te da la oportunidad de repensar tu concepto de fidelidad, lealtad, deseo, celos, posesividad, honestidad y perdón, tarea que al mismo tiempo es una redefinición de ti mismo, así como una redefinición de la relación de pareja que quieran tener.